Soy Leonor de Mendoza y pertenezco a la alta nobleza. Tengo cerca de treinta años, pero parezco mucho más joven. Mi pelo es castaño, rizado, no muy largo y fino, como un hilo de coser. Normalmente lo llevo suelto, con la raya a un lado, pero si hace calor, con un rizo me lo recojo y me hago una cola baja. Tengo la cara ovalada, con la barbilla un poco puntiaguda. Mi piel es suave, blanca y no tengo ni un solo grano o arruga; es perfecta, pero me gustaría tener unas pocas pecas en la nariz. Tengo una nariz recta y un poco afilada, mis cejas son delgadas y poco pobladas. Mis labios son carnosos y suaves. Normalmente la gente me dice que tengo unos ojos muy bonitos, que todo lo que miro lo ilumino. Tienen forma avellanada y de color miel. Me gusta mucho llevar vestidos apretados de cintura, porque tengo unas anchas caderas y una cintura muy delgada. Prefiero vestir zapatos olanos para no destacar mi altura. Me gusta verme bonita y arreglada.
Mi carácter es duro y divertido, depende del momento en que esté. Si tengo que mandas a alguien es duro y seco, pero cuando tengo tiempo libre y puedo estar con mis amigas no puedo parar de reír, de explicar cosas y de pasármelo bien. También me gusta mucho ayudar a la gente del pueblo; si veo que alguien necesita ayuda le ayudo lo más rápido posible. Esto me beneficia, porque tengo que daar buena umagen a toda la gente. Pero no lo hago por este motivo, soy así; tranquila y en general optimista, pero en los momentos más críticos, muy sensible; rápidamente se me humedecen los ojos y muchas veces no puedo evitar llorar. Tengo a mi marido y a mi hijo, que pronto estará casado. La familia es lo más valioso que poseo y la valoro mucho, porque solo hay una. Aunque sé que no soy nada fea, prefiero, seguramente como tú, que me valoren por mi interior.
